Razones por las que está de moda ser una mujer de 30 años
Por Macarena Quinzaños | Política de anuncios | 05/08/19, 11:29
Me dijeron que pasando los 15, la vida se iba como agua. Y sí. No sé en qué momento pasamos de preocuparnos por el vestido de tus 15 a la crisis de los 30. Pero calma, porque las mujeres de 30 años tenemos unos cuantos secretos y aquí estamos. Sobreviviendo. Respirando hondo. Y, en el fondo, me da gusto saber que no estamos solas. Por fortuna, amigas, primas, tú y yo estamos en las mismas, en medio de anillos de compromiso, bodas, bebés, ascensos en el trabajo, despidos injustificados, renuncias (bien merecidas), cambios de residencia (tal vez a otro país) y más. ¡Bienvenida a los 30!
Llevo ya una temporada meditando por qué nos agobia tanto acercarnos sigilosamente a los 30. Y luego de un buen análisis, no encontré la gravedad. De hecho, tengo que confesar que me emocionó ver lo que pueden ser los 30 porque, al final, no solo son los nuevos 20s (pero con dinero y libertad), sino porque creo que es la época en la que mejor te sientes con quien eres, tus planes, tus triunfos y tus fracasos.
Así que quiero compartir contigo esas razones por las que definitivamente querrás cumplir 30. Y por las que estoy segura que esa niña que eras hace 15 años se sentirá orgullosa de ti ese día en que soples las velitas de tu cumpleaños #30.

Razones por las que sí quieres ser una mujer de 30 años
- Amas y aceptas tu cuerpo. Si has pasado buena parte de tu vida haciendo deporte, disfrutarás de los beneficios. Pero si no fuiste de esas, a estas alturas te aceptas tal y como eres. Sí, con los gorditos en la cadera y las bubis del tamaño que Dios te las dio. Y si por algo te decidiste a ir al gimnasio, ahora vas más por salud física y mental que por el afán de lograr un cuerpo de modelo que le guste a todos. Vas más por ti y menos por los demás.
- Sufres menos. El mundo se te empieza a resbalar. Sí, así de fácil. Si no les gusta lo que te pusiste, ¡qué pena! Si fulanita no te invitó a su fiesta, ¡uy, se la pierde! Si menganito no te hizo caso, ¡qué bien! Porque ya no sabías cómo explicarle que te faltaba terminar el último capítulo de esa serie en Netflix. En fin, sufres menos.
- Tienes trabajo y, por lo tanto, dinero (al menos un poquito más). Ya no tienes ese trabajo de becaria en el que ganabas dos pesos. Tienes algo más estable y, si tuviste suerte, quizás hasta te gusta mucho y eres jefa de ese becario (la venganza es dulce y a todos nos llega el momento). Si no, es probable que estés a punto de empezar ese gran proyecto en el que llevas pensando tanto tiempo, atreverte a renunciar y librarte de ese jefe que nunca te ha valorado para buscar esa vida que siempre has soñado. Ojo, a esta edad, estás a tiempo de tomar esas decisiones.
- Sabes quiénes nunca te fallarán. Tus listas de amigos y compañías se transforman. Cambias cantidad por calidad. Tal vez no hagas esa fiesta masiva como cuando cumpliste 15, pero sabes que quienes están contigo a los 30 son esas personas que siempre estarán y que llevan disfrutando contigo ya un buen tiempo. Conocen tus historias, tus dolores y también tus alegrías. ¡Celebras amistades de más de 15 años! ¡Wow!

- Ya superaste amores del pasado. Ya entendiste que ese novio no era para ti. Sabes que no te vas a morir de amor y que puedes curarlo con tequilas, helados, pizzas y un día de shopping. Incluso, algunos dramas amorosos del pasado, hoy te provocan una carcajada. Eres mejor separando los buenos recuerdos, quedándote con eso y vaciándote de esas historias que un día te lastimaron. Hoy le das permiso a ese amor imposible de ser feliz y tú también.
- Sabes a quién estás buscando. A los 30, tal vez te estés casando o tal vez no, pero ya tienes bien clarito a quién le aceptarías una ida al cine y a quien ni siquiera le contestarías el whatsapp. Quizás en este momento empezaron a desfilar por tu mente algunos nombres. Jaa!
- Viajas a donde tú quieres. Llegó el momento en el que tú y solamente tú eliges dónde pasarás tus próximas vacaciones. Puedes planear viajes grandes y más exóticos que cuando tenías que pedir permiso y dinero a tus papás. Here you gooo! Además, has perdido el miedo a viajar y estar sola. De hecho, hay veces que hasta sabes que lo necesitas. Tú eliges quién será tu compañía.
- Eres más atrevida. Sí, te atreves más a todo. Ya no te importa iniciar tú la conversación con ese que te gusta. De hecho, se te da bastante bien. No te importa ser la primera o la última en llegar a la fiesta. Bailas donde te plazca, como quieras y con quien quieras. Te atreves a probar algunas modas, sin miedo a la crítica. Pruebas cosas nuevas (porque quieres salir de la rutina en la que sientes que se está convirtiendo tu vida y a la que te niegas totalmente), sales a lugares distintos y cualquier plan puede parecerte buena idea porque ahora valoras más la compañía o tu soledad que el lugar en sí. Ya no pesa tanto lo que digan los demás, sino lo que tú crees, piensas y sientes.

- Has aprendido a soltar y a aceptar. A los 30 ya has tenido suficientes experiencias, desilusiones y despedidas para saber que nada ni nadie es eterno. Que lo mejor es soltar para que no pese tanto el equipaje y tener las manos bien abiertas para recibir y disfrutar todo lo que tenga que llegar. Digamos que vas más con el flow.
- Coleccionista de historias. Tienes tus historias favoritas para contar. Y que te devuelven una carcajada cada que las cuentas. Sabes que esas historias te harán inmortal. Amores, fiestas, tequila, ridículos, Acapulco, Las Vegas…
- Haces la paz con tu pubertad. Entiendes y perdonas tu pasado. Curas tus heridas. Y sabes que eso que hace años te hizo daño ya no tiene importancia ni tampoco fue tan grave. También aprendes a reírte de lo poco agraciada que estabas en esos años, aunque tú te sintieras más que Britney Spears.
- Conoces tus armas de conquista. Tantas experiencias buenas pero también tus ligues mega fail te han enseñado cuáles son tus armas de conquista, quizás sean tus ojos, esa sonrisa... Has aprendido de todos tus errores. Además, sabes perfecto cómo hacer reír, tener conversaciones interesantes y hacer que la otra persona definitivamente disfrute de tu presencia.

- Sabes decir que no y también que sí. Eres más segura. Ya no te importa contestar a algo que no, cuando simplemente no tienes ganas, no te gusta o no sabes. Y sabes decir que sí cuando, aunque te de un poco de miedo o no lo conozcas, sabes que podría valer la pena.
- Tienes un platillo estrella. Si creíste que nunca aprenderías a cocinar, a esta edad ya tienes por lo menos un platillo que te queda espectacular y que sus amigos piden que se los hagas cada que hay una reunión. ¿Ya sabes cuál es el tuyo?
- Tienes un armario decente. Ya tienes un guardarropa en forma, con los básicos que te hacen la vida más fácil. Tienes esos tacones que te encantan y que te sientan de maravilla; ese vestido con el que eres irresistible; una bolsa en la que cargas el mundo entero; y esa ropa interior con la que te sientes espectacular. También sabes qué ocasión amerita un día de shopping y cuándo es mejor darle la vuelta a un outfit cambiando solo los accesorios.

- Sueñas en grande pero más real. Hasta aquí ya sabes lo que has sido capaz de conseguir y cómo lo has hecho. Ya sabes lo que puedes conseguir y lo que realmente quieres. A esta edad, tal vez en tu mente ya empiecen a rondar pensamientos como comprarte una casa, tu coche, poner tu empresa, estudiar una maestría, hacer el viaje de tu vida, escribir un libro... Sabes que puedes todo lo que te propones, pero sobre todo aquello en lo que te decides a trabajar cada día.
- Tienes tu propio estilo. Ya pasaste la temporada de prueba y error. Y aunque aún te quedan muchas cosas por aprender, ahora tienes las cosas más claras en muchos sentidos. Sabes lo que eres y lo que no. Lo que te queda bien y lo que no. Y probablemente haces cosas que nadie más podría hacer mejor que tú. Ya sabes que es mejor no compararte con otros y en su lugar, ponerle tu toque personal a todo lo que haces.
Las mujeres de 30 años tienen sabiduría acumulada, energía suficiente y ganas de seguir comiéndote el mundo. Y ¿qué crees? Probablemente estés más sexy que nunca, porque la belleza es seguridad y juventud. Y a esta edad, tienes las dos. ¡Felices 30!